(Poster publicado en la Revista El Péndulo, nº1)
NOSFERATU Y YO
Vi Nosferatu en la adolescencia, en mi tele de blanco y negro, algún sábado por la noche. Y me encantó.
Nosferatu se volvió mi tipo de vampiro:
Arruinado.
Con dientes sin filo.
Pelado.
Sin nada de sex-appeal.
EL vampiro existencialista, siempre decayendo y decayendo, mordiendo sin entusiasmo.
El conde elgante y serio, que enloquecía a las mujeres, me parecía demasiado soberbio y ganador.
Si yo fuera un vampiro, como Nosferatu, tendría todas las de perder.
Diego Cortes.